A
propósito de FaSinPat.
Se han cumplido 10 años
desde que la fábrica de cerámica Zanón de Neuquén, en Argentina, produce bajo
Control Obrero. Hasta hoy, la lucha de los obreros por la expropiación de la
fábrica no ha tenido éxito. Una de las razones que explican esta situación, es
la decidida defensa de los trabajadores por la mantención del control de la
gestión, en todos los niveles de la misma.
FaSinPat es un claro ejemplo
de que la producción puede realizarse sin el concurso del Capital, ni de los
funcionarios tecnócratas del Estado. También es una clara muestra de lo que se
puede lograr, cuando las organizaciones obreras se liberan de los funcionarios
de la burocracia sindical parasitaria, que se enquistan entre los trabajadores
y frenan el inmenso potencial de cambio que anida en dichas organizaciones.
En el Documental que nos
muestra RTSM., es nítida la organización democrática participativa de base que
se han dado los obreros, lo que ha permitido el despliegue de toda la
potencialidad creativa de los participantes de ese colectivo profundamente
igualitario. Así se explica cómo, por ejemplo, han sido capaces
de establecer una estrecha relación con el entorno social al que
pertenecen, y desde el cual se nutren de apoyo organizado y permanente. La
preocupación real por los problemas de la comunidad, los ha llevado, además, a
la creación de 170 nuevos puestos de trabajo que mitigan en algo la cesantía de
la región, y a la construcción de una Clínica de Salud Comunitaria en el barrio
de Nueva España (Clínica que la población venía solicitando al poder central hace 20 años, y que la
fábrica bajo Control Obrero construyó en 3 meses). Esa simbiosis entre obreros
y pobladores, explica por qué, si el aparato represivo del Estado “toca” a
FaSinPat, “toca” a grandes sectores de las fuerzas sociales de Neuquén.
Como todo proceso político o
social se produce bajo el principio de conservación y ruptura, es pertinente
mencionar que durante la Huelga General de 1964 en Argentina, cerca de tres
millones de obreros ocuparon alrededor
de cuatro mil fábricas y, en un número significativo de casos, las hicieron
producir sin patrones. El cine ha registrado dicha gesta anti-capitalista en la
película “La Hora de los Hornos”. Ese momento de combatividad obrera, puede
consignarse hoy, como lucha contra-hegemónica.
En el Documental que nos
ocupa, se muestran las relaciones que se han establecido entre los trabajadores
y la producción, y de los trabajadores entre sí. Lo que se ve, está muy alejado
de lo que podemos observar, por ejemplo, en Chile; en donde dichas relaciones son
de sobre-explotación, supresión de los lazos entre los agentes de la producción
e inestabilidad en un trabajo siempre precario; porque los salarios son
mezquinos y/o las condiciones laborales corresponden a las impuestas por la Dictadura Cívico-Militar que
asoló al país, y que han mantenido, en lo esencial, los gobiernos civiles
posteriores.
Así, la experiencia de
Control Obrero, desmiente la pretensión de los que pregonan que las relaciones
de producción que hoy sufren los trabajadores de gran parte del mundo son naturales, y que
cualquier cambio, será seguido de una catástrofe económica y social. Como si lo
que se está viviendo no fuera una verdadera catástrofe económica y social,
provocada por un sistema que se ha mantenido por la dominación hegemónica que
pesa sobre la población, gracias a que los medios de comunicación están
controlados, sin contrapeso, por el Capital, y a que los aparatos represivos de
cada Estado nacional, actúan como guardias de seguridad del empresariado
criollo y transnacional. Pero dicha dominación, como toda dominación, tiene
grietas por donde los movimientos ciudadanos primero, y los movimientos populares
después, emergen con creciente fuerza.
Los problemas de Salud
Mental en el Trabajo que ocupan a nuestro colectivo, radican en las relaciones
de producción, ya que se ha producido un
desplazamiento axial, desde el terreno de la distribución (en el que se siguen
agravando las desigualdades, y se sigue generando pobreza como consecuencia
ineludible de la riqueza obscena de unos pocos), hacia los problemas de la
organización del trabajo y de la producción capitalista.
Las innovaciones
tecnológicas de los últimos tiempos, la tercera revolución industrial, ha
reducido los ciclos de reproducción del capital, cambiando drásticamente las
relaciones entre trabajadores y empresarios, y entre trabajadores y la
institucionalidad que se dan los estados locales, subordinados a la economía
globalizada, para permitir la reproducción de las relaciones de producción
dominantes. Las enfermedades mentales en el trabajo son producto, entre otros
factores, de ese malestar y sufrimiento que provoca la organización del trabajo
del “capitalismo salvaje” que sufren los
trabajadores.
Cualquier aproximación al
problema de Salud Mental en el Trabajo, debe considerar que, en última
instancia, la lucha social, política, ideológica y por la salud mental de los
trabajadores, será por eliminar las
condiciones que permiten la reproducción de las relaciones de producción impuestas
por el neo-liberalismo en particular, y por el capitalismo en general.
Fraternalmente,
Jorge A. Veloso E.
Santiago,
30 de Enero de 2012.
El caso de las Fábricas sin patrón es emblemático ya que muestra y demuestra (práctica y teóricamente) que es posible conformar una estructura institucional bajo un modelo que no reproduzca la hegemonía del Estado.
ResponderEliminarYa Lourau había insistido en mostrar que “el centro está en la periferia”, vale decir que el Estado no solamente se hace presente como estructura institucional de poder (supuesta “delegación de poder”) que pretende la hegemonía como modelo institucional en las instituciones del propio Estado sino que también el Estado está de algún modo en todas las instituciones del sistema. Es lo que Lourau llamaba “el estado inconsciente” ya que retorna una y otra vez como pedido de órden, de organización, de delegación de poder, de una estructura institucional piramidal y verticalista, etc. Como decía Deleuze: en toda sociedad se trata de someter.
Así, la familia, como una estructura periférica, se organiza piramidalmente con un poder centralizado y toda institución del sistema, para poder ser reconocida por éste, ha de estar construida en base a una centralidad propia pero que reproduce el modelo del Estado. No es que la familia es la base de la sociedad como reza en la Constitución; es el Estado la base, que organiza todas las instituciones del sistema. Es lo que Lourau llama “el principio de equivalencia ampliado” a lo social.
Las Fábricas sin patrón muestran una institución horizontal en la que domina el espacio de la Asamblea General en la cual todos tienen el mismo poder de decisión y desde donde salen los acuerdos acerca del accionar cotidiano. Es un nuevo modelo que no se basa en la delegación del poder sino en el ejercicio directo del poder de diversos modos. No hay pirámide institucional y línea de mando, se acata aquello que todos han resuelto en el espacio común. Esta forma rompe drásticamente la hegemonía estatal y muestra ahora – no cuando venga la supuesta revolución socialista - que se puede funcionar de otro modo.
Se ha invertido el problema, no hay que hacer la revolución para luego disolver el Estado como decía Marx, hay que construir instituciones anti-estatales, tal vez…… para poder hacer la revolución en el futuro. Mejor, son contrainstituciones.
Lourau reconocía que los primeros que no quieren construir sindicados horizontales son los líderes sindicales y ciertos grupos de izquierda. Es decir, ¿dónde está la reflexión permanente (que tiene implicancias educacionales) acerca de “cómo nos relacionamos en la institución sindical”?. No es casual que el movimiento de los Pingüinos en el 2006 acuñó el termino” portavoces” o “voceros” para demarcarse del de “liderazgo”, tan institucionalmente estatal. Y sobre todo para mostar que no ha habido delegación de poder.
Pero todo esto tiene que ver directamente con la producción de subjetividad: en las Fabricas sin patrón no parece haber problemas de salud mental en la magnitud que se presentan en las instituciones que siguen el modelo hegemónico, notablemente investigado por Dejours. El ejercicio directo del poder, la conciencia permanente que se tiene de todo el proceso productivo, la fortaleza que adquiere el grupo total como soporte de la estructura psíquica de cada quien, son algunos elementos que muestran otra radicalidad.
H. Foladori